jueves, 23 de abril de 2009

con la cabeza entre las nubes

Estamos al final de la temporada de lluvias. El camino es verde, angosto y está hecho de leves pendientes sinuosas: es un camino de cerros. Entre curva y curva, por momentos se asoma uno con la cúspide cubierta de nubes. Aparece cada vez más cercano hasta que de repente, ya no se ve más. El camino sigue bajando y subiendo. A los pocos minutos llegamos a nuestro destino: Cuetzalan. La verdad es que no se alcanza a ver mucho del pueblo, hay una niebla densísima...

¡Las nubes! ¡Estamos en medio de las nubes!

En efecto, Cuetzalan está en lo alto de aquel cerro que veíamos por el camino, ese con la cabeza entre las nubes. Así que ahora sabemos lo que se siente estar en medio de éstas: hace frío y evidentemente está muy húmedo el asunto. De hecho, al cabo de un par de días en el área podría concluir que ahí, cuando tu ropa no está húmeda, está mojada; y cuando no está ni húmeda ni mojada, entonces está empapada, incluyendo los zapatos. (Admito que esto tiene más que ver con eso de meterse completamente vestida a la cascada cercana que con la neblina, pero aún así...)

Claro está que las nubes no son permanentes, pues su movimiento sí lo es. Van y vienen siguiendo un ritmo impredecible, generalmente lento y repentinamente apresurado. Con ello las construcciones —naturales y humanas— aparecen y desaparecen, unas veces por completo y otras dejando en su lugar a fantasmas que se les parecen. En cualquiera de los casos, desde las calles empinadas del pueblo las vistas son frecuentemente misteriosas y siempre hermosísimas.

Por eso creo que Cuetzalan es un pueblo contemplativo. Seguro que un lugar en donde de pronto todo se vuelve un espectro (incluyéndote a ti mismo) debe darte una perspectiva diferente.

domingo, 12 de abril de 2009

wanderlust

Un día mi prima Marisol, en su muy singular forma de decir las cosas, me preguntó que por qué era tan vaga, que si tenía lombrices en la cola o qué... ¡Nada que ver! (¡GRACIAS AL CIELO! -y a la higiene, claro...) Tampoco es porque, como a veces me da por decir , mi 'inconsciente colectivo' no esté del todo actualizado y me haya quedado en la fase nómada de la historia de la humanidad. En realidad, el origen de mi vagancia, de ese impulso irresistible que a veces me da, está en mis genes más cercanos.

Lo que se debe a los genes...
Me cuentan que cuando mi abuelita sentía que iba a enfermarse, esquivaba el malestar yéndose a "ranchear". O sea, se iba a pasear por los pueblos y ranchos vecinos a visitar a su familia y "amistades" y en el proceso se aliviaba.

Y así, podría contar historias equivalentes de varios en mi familia.
Pero pues los puros genes a veces no bastarían.

Lo que se debe a las circunstancias...
Mmmh... la verdad es que no creo que venga al caso contarlas todas. Baste decir que van desde no haber tenido hermanos (que preferiría sí tener) hasta la suerte con algunas becas y la disposición para acoplarme a diversas condiciones de vida y viaje.

Comoquiera sí hay una anécdota interesante que podría rescatar:
Cuando mi madre y su hermana mayor eran muy jóvenes ganaron una beca para ir a estudiar a Bélgica... pero mi abuelo no les dió permiso de ir. Acostumbrado a escuchar las noticias en el ENORME radio de la sala, estaba al tanto de lo que sucedía en el mundo en los albores de la guerra fría. La segunda guerra mundial tendría apenas unos 11 años de haber terminado. ¿Y si a los europeos, estaudounidenses y/o rusos les daba por entrematarse nuevamente mientras sus hijas estaban allá? ¡Ni lo mandara Dios!

Así que no fueron y como consecuencia de esa oportunidad perdida, a mí me dieron las facilidades para ir a donde me llamara la vida desde relativamente pronto. Y pues ahora me las sigo procurando yo. Creo que algo tiene de destino.

¿De dónde viene y de qué va este blog?

Un par de personas me habían sugerido que escribiera acerca "de mis viajes". Si bien de repente hago notas de algunas cosas que me llaman la atención, la verdad es que la idea de escribir algo coherente, ordenado, objetivo, prolijo, etc. para nada me estimula... Entonces llegó a mis manos (una noche antes de salir de viaje) un libro de Julieta Campos que se llama justamente Cuadernos de viaje.

El libro en cuestión contiene una considerable cantidad de referencias culturales que lo hacen poco accesible para los que no sabemos gran cosa de literatura, arte, historia, (ni de nada, en realidad, but that's besides the point). Aún así me ha gustado (lo que le alcanzo a entender, that is.) Entre otras cosas, me gusta que retrata instantes, anécdotas, atmósferas, ideas y sentimientos. O sea que también incluye viajes interiores. Y todo 'así nomás', sin necesidad de un orden o lógica aparentes y restrictivos.

Y ahí estuvo mi 'epiphany': puedo escribir fragmentos, debrayes, o lo que sea que me dé mi gana. Suena obvio, pero antes de ese día para mí no lo era tanto. Lo de hacerlo en blog se debe a que en un par de cursos me enseñaron a bloggear. Ocurrióseme que este formato sería el adecuado para escribir y tal vez compartirlo. Y pues 'aquí' estoy. Creo que también incluiré 'viajes' de otros estilos. Veremos.

Me encantaría que este blog fuera escrito colectivamente. Entre las personas que me son cercanas hay varias que viajan mucho más que yo (física y mentalmente) y que seguro tienen cosas bien interesantes que contar, pero dudo mucho que tengan ganas de ponerse a escribirlas. ¿O alguién más se anima?

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Reseña de los Cuadernos de Viaje de Julieta Campos (En Letras Libres)