martes, 1 de septiembre de 2009

ni modo, lo tengo que presumir...

Hace poco Ruth compartió conmigo la noticia de que Mafalda está en el barrio de San Telmo -en versión de monumento (en este caso sí MUY merecido). Por supuesto, ambas manifestamos nuestras ganas de ir a la lindísima Buenos Aires a tomarnos una foto con ella, tal como lo hiciera su creador, según se puede ver en la foto del diario Clarín (nota completa):

Ya instaladas en el tema y dada la confianza existente, yo pregunté "¿alguna vez les presumí que ví a Quino en una feria del libro?" A lo cual Ruth me contestó que no...

¡¿Noo?! ¡¿Cómo puede ser eso?! Y no es que piense que se deba de ir por la vida alardeando, pero de repente hay oportunidades, coincidencias, circunstancias, ideas, etc. que, aunque uno no quisiera, no queda de otra: hay que presumirlas. Y pues ni modo, ahora me toca a mí... (Me cuesta trabajo creer que no lo haya hecho antes.)

El evento que da marco a esta historia es una espaciosa feria del libro en Buenos Aires. Digo espaciosa porque recuerdo que eso me llamó la atención: a pesar de que el despliegue bibliográfico era muy vasto, los invitados ilustres bastante atractivos y por ende los asistentes muchos, nunca sentí el atiborramiento que a veces caracteriza a las ferias a las que he tenido chance de ir en México D.F. o incluso Guadalajara. (Aunque ahora que lo escribo pienso que no debería de haberme sorprendido tanto, finalmente lo mismo aplica si se comparan ambos países en algunos niveles).

Entre los invitados que he decidido llamar ilustres y atractivos se encontraba nada más y nada menos que Don Joaquín Salvador Lavado, Quino pa' los cuates... O para los que sentimentalmente nos identificamos como tales a partir de la edificante y formativa lectura de sus tiras cómicas, en particular las de los entrañabilisisisísimos Mafalda, Libertad y anexos.

Desafortunadamente el buen Quino no tenía planeada una conferencia o entrevista en esa ocasión, sino sólo una firma de autógrafos (no se puede tener todo lo que uno quiere para sí en la vida, aunque Guille y Susanita tal vez no estarían de acuerdo). La fila era larga y el genial autor-dibujante se veía un poco cansado, pero aun así parecía tomarse algo de tiempo para conversar con sus admiradores. Ocasionalmente daba tragos a una lata de cerveza ¿Quilmes, supongo?

Finalmente llegó mi turno. Después del saludo me preguntó mi nombre, pero no me entendió la primera vez (ya saben, mi impecable dicción...), así que le dije "Judith, como la cortacabezas" (esa fue la primera de muchas veces que me he presentado así, evidentemente eran otros tiempos). A él eso le causó mucha gracia y se rió abiertamente. Luego me preguntó que si ya le había cortado la cabeza a alguien. Yo respondí "Pues no, porque todavía no se me ha aparecido ningún Holofernes". Esta respuesta le dió todavía más risa que la anterior.

Yo presenté a firma una postal y un libro. En la postal sale él con un dibujo de Mafalda. Me comentó que nunca había entendido por qué en esa foto aparece bizco si no lo está, y tampoco por qué habían decidido publicarla así. Yo realmente no supe qué contestarle, aunque en efecto, no está bizco (si lo estuviera, menos habría sabido qué decirle, figúrense...) En cuanto al libro, me hubiera encantado que me firmara un Todo Mafalda, pero mi presupuesto definitivamente no daba para dicho gasto. Así que compré mi primer libro de Quino no-Mafalda, felizmente intitulado Humano se nace.

He aquí dos recuerdos tangibles de ese mini-encuentro escritor-lectora:

Macanudísimo ¿a poco no? (y también debo de tener alguna foto en algún cajón)

Pero más presumible aún, como me dijera mi amigo Julio César: "¡Wow! ¡Hiciste reír a Quino!"

Es algo así como 2 de cal por aproximadamente 8'984,075 de arena.

P.D. Acabo de descubrir que ahora ya hay un sitio "oficial" de Quino- http://www.quino.com.ar/

No hay comentarios:

Publicar un comentario